Crysthal meth (español)

Te añoro, como los desiertos añoran la lluvia,
con una calma liviana en donde no existe espera,
mientras se revuelven las arenas del tiempo,
en un vieto que no se lamenta (ni canta)
solo cambia el perfil de la dunas,
como confundiendolas con olas lejanas,
solo mueve en el cielo las nubes,
sin traer una gris, o borrascas.

Te añoro, como los desiertos añoran la lluvia,
con una calma liviana de viento, cielo y arena,
mientras se cambia el perfil de las dunas,
al son del Norte que bate la tierra,
sin que se le oiga susurando nombres,
sin una cancion de queja o de pena
y no es que habite un rincon del olvido,
solo es que aqui ya no existe la espera

La farsa del sapito:

Había una vez un sapito, así de chico, que se enamoro de una flor de roble.

Junto con sus hermanas, todas vestidas de lila, bailaba la flor, prendida de la más alta rama. Al sapito, que no era arborícola, la sola idea de trepar tan alto lo mareaba, le disgustaba profundamente la fatigosa escalada, no era fan de las hormigas, que por el tronco medraban, pero si algo le asustaba, siendo así, así de chico, era toparse un zanáte, un garrobo u otro bicho. También contaba el batracio, en su pasado cercano, con la muy mala experiencia de subirse a otro palo.

Aquella vez una rana, con quien estaba intimando, le comento que en un árbol crecía una fruta rara. Acompáñame, le dijo, no es preciso subir tanto, yo conozco el camino, si me sigues te iré guiando. El asenso fue tortuoso, la fruta más bien amarga, lo mejor fueron los besos que se dejo dar la rana, pero ignoraba el sapito que aquella clase de dama – de las verdes fluorescente- no solo saben extrañas. Primero quedo sin habla, su lengua no reaccionaba, después comenzó a ver cosas, danzantes formas rosadas, mientras que a toda prisa el mundo entero giraba: son las cosas que uno saca por andar chupando ranas.

¡Que sapo tan re-bañazo!, espeto herida la dama, y lo dejo abandonado, perdido, solo… drogado. Tres días tomo al sapito el bajarse de aquel árbol y en cuanto pudo juró jamás volver a intentarlo, pero ahora era verano y del gran roble colgaba la florcita mas hermosa que vio en su vida el batracio. Tendido sobre una hoja, con los ojos entornados, de día y noche el anfibio la contemplaba asombrado, pero siempre se decía: ¡yo no subo a otro palo!, y en esa lucha los días se trocaron en semanas.

Cansado de no hacer nada un día, envalentonado, por el gran tronco el sapito comenzó a subir despacio. Bajaba todos los santos al ver rondar pajarracos, pero siendo así, así de chico, era difícil notarlo, tan solo debía aferrarse y no mirar para abajo. Acampo al llegar la noche, en una rama delgada y se cubrió con una hoja, de la fría madrugada. A la mañana siguiente, apenas rayando el alba, prosiguió con el ascenso, pues la cumbre era lejana. Ya mas arriba el viento por momentos arreciaba, pero la cima ahora se divisaba cercana.

En la tarde, sin aliento, llego a la última rama y pudo ver su florcita bailando con sus hermanas. Ya teniéndola tan cerca pensó: ¿y ahora que hago?, pues tan linda era la flor que se sentía pasmado. En estas cogitaciones encontrábase el sapo, cuando vino un vendaval y la flor salio volando. Al ver aquel accidente dio un salto desesperado y aunque extendió las dos manos su esfuerzo lo hizo en vano: flotando con la ventisca su amor se iba alejando. El la siguió con la vista hasta verla aterrizando, cayo ilesa entre flores, ninguna tenia su encanto, y el sapito, por el roble, bajo como haría un rayo.

Al llegar a la parcela en que la vio tocar tierra encontró solo rastrojos y matitas de azucena, también pétalos marchitos que no podían ser de ella. Para olvidar torno el sapo a besar ranas viciadas y a veces en su delirio, entre nieblas de alborada, cree ver a su florcita por la borrasca llevada.



Crysthal Meth ( version française)

Tu me manques comme les déserts manquez pas la pluie
avec une légerè calme où il n'y a pas d'attente
pendant que mélanger les sables du temps
dans un vent qui ne se plaint pas [ni chante]
il suffit de changer le profil des dunes,
comme confondant avec les vagues lointaines
suffit de déplacer les nuages dans le ciel
sans apporter un gris, ou des tempêtes.

Tu me manques comme les déserts manquez pas la pluie
avec une légerè calme en vent, ciel et sable
pendant le changement de profil des dunes
au son du Nord qui battre la terre
sans être entendu chuchoter des noms
sans un chant de plainte ou de douleur
Non qui je habite un coin de l'oubli
Seulement qui ici le attente ne existe pas

(pour Amarilis, qui me fait tourner la tetê)

Midnight cowboys

Vaqueros de media noche
cabalgando las horas.
Criaturas de andar pausado
de sed perpetua, tan solas.

Hijos dilectos de Baco,
y clientes fieles del narco,

los jinetes de la noche
miden su tiempo en gramos.

Fascinados por las luces,
como palomillas bobas,
apuestan sus esperanzas
en maquinitas tramposas.

No detiene su jornada
ni el arribo del alba.
Vaqueros de media noche,
exiliados de su cama.

Penumbra

¿A qué hora entrás?, preguntó a la noche, cerrando cortinas, caminando inquieto.

¿A qué hora y por dónde entrás?, esperando en la salita, queriendo averiguar como hacia la oscuridad para ingresar a su casa, desde aquel día en que un poeta se lo preguntara declamando : " la noche entra en mi casa /no se por que puerta o ventana/ no se si algún gato la traía enredada entre las patas / pero entra" y en ese momento todo era luz en aquella estancia, todo era tarde y luz, mas una sombra se desplazaba detrás a la izquierda, entrando en el auditorio, creciendo.
Desde aquel día trató de encontrar el resquicio por el que se colaba la penumbra, y la noche parecía caer plenamente, de un solo golpe; vano fue cerrarle portillos, inútil esperarla llegando por el este, siguiendo al sol en su retirada, hasta que bajo un cielo púrpura apareció por la ventanita del baño un tono celeste oscuro y luego la penumbra, que como una ínfima franja se proyectaba en la pared, la noche reducida, tangible por así decirlo, la noche no era ya etérea, indómita, era una franjita en la pared del baño.

Nocturno

El cielo cae a gotitas

tras la ventana empañada.

Las luces de Zeus tonante

desgarran las nubes malva….

Los robles engendran palabras

en noches de esta calaña

así musitaron tristeza

y esta meciose en sus ramas.

Plenilunio


De rama en rama trepa la luna
la fronda del alto malinche
colgada como farola
o meciéndose, circense,
junto a su estrella compinche.

Lucero y luna, de rama en rama
van escalando, despreocupadas
mientras el árbol presta sereno
trémulos brazos para su juego.